En 2007, un equipo de 6 personas, salió de Diaguilly, pueblo de 20.000 habitantes, situado en Mauritania, en el curso del río Senegal. Uno de los voluntarios tenía familia en este pueblo. Se realizaron varios proyectos, especialmente la plantación de árboles, tema preocupante debido al avance del desierto.
Este problema fue abordado con los alumnos de las escuelas del pueblo (alrededor de 2500) junto con una sensibilización de higiene alimentaria insistiendo en los perjuicios del consumo abusivo de azúcar.
Se distribuyeron dentífricos a los alumnos de 1er y 2º año.
Se entregó material escolar a los directores de las dos escuelas primarias (reglas, compases, lápices, libretas, escuadras, borradores, tizas…).
Se reconstruyó un campo de basket y fueron fabricados dorsales por las costureras del pueblo.
La enfermera del equipo suministró al dispensario material médico entregado por el hospital de Carcassonne.
Se realizaron otras acciones (plantación de más árboles, fabricación de bancos para escolares para la madraza de Diaguilly (escuela coránica), financiación para el riego de los árboles).
Un equipo de GHA regresó al lugar en Enero de 2010.
Los esfuerzos del interlocutor local por mantener los proyectos en marcha dieron sus frutos.
Se organizó una reunión con los notables y la alcaldesa del pueblo para decidir las acciones más urgentes a iniciar.
En el centro del pueblo, hay un «goumba», un inmenso agujero que se formó después de los años 1200 por los ciudadanos que utilizaban este lugar para coger la arcilla necesaria para la construcción de sus casas. En 2010, el pueblo creció y el «goumba» medía 70m por 40, con una media de 6 a 7m de profundidad. Este lugar se convirtió con el paso del tiempo en el vertedero público del pueblo.
Durante la estación de lluvias, el agujero se llena hasta arriba de agua. Desechos, humedad, sol y mosquitos, crean un caldo de cultivo ideal para la proliferación de bacterias y otros microbios, transportados por los mosquitos, muy presentes en este tipo de medio.
Se decidió limpiar la «goumba» de los desechos. Treinta personas se ofrecieron para limpiar el agujero con la ayuda de rastrillos y de palas.
Los desechos fueron transportados a un vertedero situado a varios Km. del pueblo con la ayuda de carretillas, mulos y un camión.
Seguidamente, se construyó un cercado alrededor del «goumba» para evitar que los ciudadanos continuaran con el hábito de echar sus desechos en el agujero. Para solucionar este problema, se trabajó con un sistema de recogida de basuras. Se colocaron containers en toda la periferia de la villa en grupos de 3: uno para desechos orgánicos, otro para el metal y otro para el plástico. Dos empleados municipales, aseguran la recogida regular de las basuras con la ayuda de una carretilla y 2 asnos. Está en estudio un sistema de recuperación de pilas. Los habitantes no estaban sensibilizados sobre el peligro de los metales pesados que ellas contienen, y los niños jugaban con las pilas como si nada. Se trata de colocar un recipiente en todas las tiendas de pilas para recoger las usadas y guardarlas en un lugar alejado del pueblo a la espera de que puedan ser recicladas.
Material médico fue distribuido a la enfermera responsable del dispensario.
Además, se ayudó a las escuelas con el reparto a cada alumno de libretas y bolígrafos.
Se sensibilizó a todos los cursos en cuanto a la higiene y se les informó de las medidas tomadas respecto al «goumba». También se sensibilizó a los alumnos sobre las plantaciones.
Se inició un proyecto con los profesores. La asociación financia la protección de un árbol (varillas de hierro rodeadas con rejilla) y el alumno se compromete a cuidar un árbol y a verificar que crece en buenas condiciones.